Belsa Muiba sabe que vendrá un año difícil para el Territorio Indígena Multiétnico. Durante octubre y noviembre de 2023, los incendios arrasaron con bosques y plantaciones.
Belsa es una lideresa mojeña trinitaria, presidenta de la subcentral de mujeres indígenas del TIM, y vive semanas de gran angustia.
“Perdimos todo”, dice.
Por ejemplo, Belsa Muiba se lamenta por la pérdida del sustento económico de más de un año para las comunidades del TIM.
El Territorio Indígena Multiétnico (TIM) ocupa una extensión de más de 541 mil hectáreas al suroeste del departamento de Beni. Los pueblos que integran el TIM son el Mojeño Trinitario, Mojeño Ignaciano, Tsimané, Movima y Yuracaré.
Este año, luego de una lucha histórica de más de una década, el TIM consolidó su autonomía territorial y un inédito autogobierno indígena multiétnico.
En marzo la promulgación de la ley 1497 de creación de la Unidad Territorial del TIM marcó un hito en las reivindicaciones de los pueblos indígenas bolivianos.
Apenas unos meses más tarde llegaron la sequía y los incendios.
La tragedia antes y después del fuego
La tragedia en el Territorio Indígena Multiétnico no comienza con el fuego descontrolado de octubre.
Desde junio de este año, las 26 comunidades del TIM enfrentaron una dura sequía que se extendió durante cuatro meses, hasta septiembre.
Poco después, el fuego se apoderó del territorio.
Los incendios forestales arrasaron con hectáreas de bosque y plantaciones. El impacto es tal que líderes y lideresas de la zona dicen que equivale a vivir más de un año sin alimentos.
“La recuperación de la siembra de plátano y yuca será de un año”, pronostica Bernardo Muiba, subalcalde del TIM.
Para Muiba, el estado de emergencia dentro de este territorio no puede levantarse, porque “la recuperación de la siembra de los productos que se quemaron” tomará varios meses o años.
Como ejemplo, explica, las plantaciones de chocolate, naranjas, limones, entre otros críticos, no se recuperarán en menos de cinco años.
“Es una tragedia”, repite Muiba.
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El impacto económico de los incendios
Reinaldo Guaji es presidente de la Subcentral de Cabildos Indigenales del Territorio Indígena Multiétnico.
Él detalla que también se perdieron importantes variedades de palmeras como motacú, asaí y majo. Todos estos son productos con una gran potencial económico, tanto para el mercado local como para las exportaciones.
El aprovechamiento económico de estos productos nativos suele tener la característica de ser medioambientalmente sostenible.
En el caso del asaí, su producción estaba prevista dentro de planes o proyectos de aprovechamiento comercial y ecológico, con miras a su exportación.
Entre otras pérdidas, también se registran recursos maderables: mara, cedro, yurí, tajibo y tajo.
Para Bernardo Muiba el bosque está “herido de muerte” e insiste en que su recuperación será muy lenta.
“No será fácil que podamos restablecernos”, alerta Muiba y teme que las autoridades departamentales y nacionales no comprendan la magnitud del daño.
La poca atención a sus recurrentes pedidos de ayuda en las últimas semanas es un mal augurio.
«Siglos de historia y de memoria ancestral»
Nohely Guzmán Narváez vive y trabaja con personas y familias del Territorio Indígena Multiétnico desde hace casi ocho años.
Nohely es boliviana y es Geógrafa de la Universidad de California, Estados Unidos. También es parte del colectivo feminista anticolonial Jasy Renyhê.
“Ver los incendios forestales ha sido algo muy doloroso”, dice sobre los sucesos de las últimas semanas, mientras rememora “una situación de completa desesperación”.
“He visto a los niños, hasta a los más pequeños, correr desesperadamente para sacar sus cosas y llevarlas a la cancha. O hacia algún lugar donde el fuego no llegara fácilmente”, relata Nohely.
En la comunidad de El Retiro, para resguardar sus casas de la voracidad del fuego, las familias se valieron de unos cuantos baldes de agua que echaban sobre techos de motacú y paredes de madera.
“¿Les parece aceptable (esta situación) a cambio del enriquecimiento de unos cuantos, que son los mismos de siempre en esta región?”, cuestiona Nohely mientras recuerda las imágenes de las últimas semanas.
Desde su perspectiva, no sólo se están quemando árboles, maizales, platanales y animales. Los incendios están arrasando “siglos de historia y de memoria ancestral de los pueblos del TIM”.
“Creo que este es un elemento que nos cuesta mucho entender a los que estamos en las ciudades. Hay árboles (en el TIM) que tienen 500 años de vida”, dice Nohely.
No solo es madera o “monte”: el fuego consume siglos de historia natural y cultural.
Ante semejante desastre, Nohely se pregunta cómo gestionar el duelo ecológico y territorial.
La respuesta, según ella misma comenta después, podría estar en la misma organización territorial.
“Si bien hay mucho dolor, también hay mucha fortaleza, tenacidad y determinación de salir adelante. En especia ahora que el territorio está en transición hacia su autonomía”, explica.
Autonomía en el Territorio Indígena Multiétnico, una lucha de 13 años
Reinaldo Guaji cuenta que este año eligieron a las nuevas autoridades del Gobierno Indígena Autónomo del TIM. Todas ellas están acreditadas y posesionadas, pero recién iniciarán sus actividades en 2024.
El líder indígena explica que la Subcentral de Cabildos Indigenales del TIM, será “un brazo operativo para el nuevo gobierno”. También destaca que trabajarán en unidad con la Subcentral de mujeres y la Central de Cabildos.
Actualmente las autoridades indígenas están en proceso de transición hacia su autonomía. Esto significa que dejarán de depender de los municipios de San Ignacio de Moxos y San Borja.
En noviembre de este año, en plena faena en contra de los incendios, las comunidades del TIM se reunieron en San José de Cavitu para posesionar a las autoridades ejecutivas y legislativas de su Gobierno Indígena Autónomo.
En la ceremonia recordaron al líder mojeño trinitario Pedro Ignacio Muiba, quien “el 10 de noviembre de 1810 lideró la rebelión de indígenas mojeños ante la colonia española en búsqueda del ejercicio de su autonomía y libre determinación”, se lee en un artículo del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA).
Para conseguir su autonomía indígena de base territorial, los pueblos indígenas del TIM concluyeron un largo proceso de 13 años y se convirtieron en el primer gobierno autónomo indígena en el departamento de Beni.
Este reconocimiento está amparado en la Ley Marco de Autonomía y Descentralización.
Un trabajo intenso y fraternal
Según el estatuto autonómico del Territorio Indígena Multiétnico, la “relación fraternal, multiétnica e intercultural se estableció ancestralmente sobre las bases territoriales del denominado bosque de Tsimanes”.
Esta “relación fraternal”, más allá de las diferencias culturales, fue clave para luchar y resistir los incendios forestales. Ahora mismo es su principal fortaleza para enfrentar un horizonte de ceniza y humo.
Los pueblos del TIM comenzaron a combatir las llamas desde hace más de dos meses.
“Es un trabajo muy intenso. No pudimos controlar porque los focos de calor nos han avasallado en diferentes lugares del territorio”, explica Reinaldo Guaji, presidente de la Subcentral de Cabildos Indigenales del TIM.
Según explica Guaji, dentro de su territorio hay 47 propiedades privadas pertenecientes a ganaderos. Ellos “ocasionaron un incendio tremendo”, dice Guaji.
El departamento de Beni es una región tradicionalmente dedicada a la ganadería. Desde 2020, al igual que Santa Cruz, experimenta una ampliación de la frontera agrícola “a costa de los bosques”.
Guaji detalla que otra posible causa, aunque de menor magnitud, está relacionada con las quemas “de los hermanos” que tienen sus chacos.
Pero esas son las causas inmediatas. El TIM enfrenta amenazas estructurales y constantes.
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Crisis climática: altas temperaturas, sequías y el viento
El viento fue un factor que jugó en contra de la mitigación de las quemas.
Al encontrar un bosque y fuentes de agua afectados por una larga sequía, el fuego se propagó sin tregua.
“(El viento) hizo que el fuego avance más rápido y consuma el bosque”, lamenta Guaji. A este panorama crítico se suman las altas temperaturas registradas durante este año. Como muestra, en octubre Beni rompió un récord histórico de altas temperaturas que estaba vigente desde hace más de 40 años.
Al tener todo en contra, para los pueblos del TIM, la unidad en la diversidad fue una fortaleza.
“Nos vimos en la necesidad de organizarnos dentro de nuestras comunidades. Nos movilizamos todos: hombres, mujeres y niños. Hasta los maestros están participando en controlar el fuego”, cuenta Guaji.
Una de las principales dificultades para contrarrestar los incendios es el ingreso a las comunidades. Muchas de ellas no tienen caminos para la entrada de vehículos, sólo sendas en las que apenas pueden pasar motocicletas.
El ingreso hacia zonas boscosas es aún más difícil.
Las autoridades locales coincidieron con sus pares nacionales en la necesidad de operar un helicóptero para apagar el fuego del TIM y el TIPNIS (un territorio vecino). Sin embargo, este apoyo aéreo nunca se concretó.
En cambio, desde Defensa Civil, conformaron cuadrillas de marineros que ingresaron a los territorios. Pero su incursión duró apenas un día.
Bajo estas condiciones, enfrentarse al fuego, para las comunidades, fue un trabajo tenso.
Reinaldo Guaji recuerda que lucharon contra incendios de magnitudes similares en 2019. Entonces las quemas duraron más de un mes y también se perdieron grandes cantidades de monte.
“Nos está ocasionando lo mismo”, dice.
El riesgo de beber agua
“La mayoría de nuestro territorio ya no cuenta con agua para el consumo. Esa es nuestra preocupación”, denuncia Bernardo Muiba.
Pese a que gestionaron donaciones, en especial de agua potable en botellones, la ayuda es insuficiente.
En la primera dotación, Defensa Civil envió 50 bolsas de productos. Entre ellos arroz, fideo y harina. Además, entregó 50 paquetes de botellas con agua.
“No es (una dotación) tan grande, porque la mayoría de nuestras comunidades está sufriendo (por la falta de agua)”, reclama Muiba.
En el TIM viven 26 comunidades y no cuentan con agua para su propio consumo debido a la sequía y las consecuencias de los incendios forestales.
En las comunidades del TIM, las familias alertan que niñas, niños y personas ancianas sufrieron malestares gastrointestinales luego de verse obligadas a consumir agua de arroyos y vertientes.
“Esa agua ya no es apta para el consumo”, explica el subalcalde.
“Hay muchos niños enfermos, están con diarrea y dolores del estómago. (También) hay mujeres embarazadas y los adultos mayores. Ellos son los más afectados en las comunidades a causa del incendio. También sufren conjuntivitis”, detalla Belsa Muiba.
Para las autoridades municipales e indígenas —pese a que los focos de calor se aplacaron y la sequía se alivió con algunas lluvias— el estado de alerta es permanente.
En las próximas semanas, el TIM enfrentará la época de inundaciones y temen que estos rebalses contaminen, totalmente, los ríos y las lagunas del bosque.
El cuidado de la vida y el futuro del Territorio Indígena Multiétnico
La preparación de las ollas comunes para alimentar a la población del TIM, dice Belsa Muiba, es una muestra de su unidad. Un trabajo común que se afianza en los momentos de mayor angustia y desesperanza.
“Hacemos las ollas comunes para todos, se están haciendo en diferentes lugares”, explica Belsa Muiba.
Con sus plantaciones de alimentos en cenizas (yuca, plátanos y frutos silvestres, entre otros), Belsa Muiba explica que su supervivencia depende de donaciones con los productos básicos: arroz, fideos, aceite y carne.
Pero, especialmente, necesitan agua.
“No está bien, ya no se puede tomar. Hace daño a todos los que la consumen”, relata Belsa Muiba y agrega que es imposible cocinar con agua contaminada.
Belsa propone también la dotación de suplementos nutritivos para reforzar las defensas de los niños y las mujeres embarazadas.
Hace esta propuesta consciente de que, para volver a tener disponibles árboles frutales y otras plantaciones, las familias deberán esperar más de un año y que ya no cuentan con alimentos que sean parte de su dieta tradicional.
La lideresa quiere que las infancias y juventudes del TIM “crezcan fuertes” para preservar la tierra y la cultura de sus ancestros, para resguardarlas en el futuro.
Pese al haber perdido sus cosechas y bosques, con su memoria de siglos, como todas las personas que habitan el TIM, Belsa Muiba se niega a que el fuego se lleve el espíritu de lucha para las generaciones futuras.
El Territorio Indígena Multiétnico en Beni necesita ayuda
El subalcalde Bernardo Muiba entregó un informe preliminar a Defensa Civil para gestionar apoyo, en especial para conseguir la dotación de agua, medicamentos y alimentos.
“Necesitamos harina, azúcar, aceite y arroz. Requerimos también agua y medicamentos. Son insumos que necesitamos para que nuestros hermanos de las comunidades tengan el sustento diario, porque todas sus plantaciones quedaron en cenizas”, explica.
Por su parte, Belsa Muiba explica que también necesitan la dotación de semillas y herramientas para volver a empezar con sus tareas en la tierra.
Según Reinaldo Guaji, para restablecer la pérdida económica en el TIM, requieren coordinar tareas con las autoridades departamentales y nacionales. Tienen la urgencia de reimpulsar sus proyectos productivos.
Además de perder sus cosechas, muchos comunarios ya no tienen recursos para criar a sus gallinas, chanchos y vacas porque se quemaron los pastizales, las alambradas y los potreros.
“Ha sido un desastre muy triste en nuestra generación, se tardará bastante tiempo en recuperar los recursos. Será difícil de recuperar”.
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